Durante años dormí en el mismo viejo colchón que había heredado de mis padres. Aunque cómodo al principio, con el tiempo comenzó a hacerme daño en la espalda. Decidí que ya era hora de cambiarlo.

Empecé mis búsquedas investigando todo lo que pude sobre colchones. Aprendí sobre las diferentes capas, materiales y precio. Me enfocaba más en los que probaban ser duraderos y apoyaban la columna correctamente.

Comencé visitando tiendas especializadas en colchones. Me llevó varias visitas encontrar uno que me satisficiera. Algunos eran demasiado blandos y otros demasiado firmes.

Eventualmente encontré uno de espuma con acabado de poliuretano. La capa superior de espuma de alta densidad me ofrecía el soporte firme que necesitaba sin ser incómodo. Pero el precio estaba fuera de mi alcance.

Decidido a no rendirme, seguí buscando. Finalmente encontré un colchón similar a menor precio en una tienda 'outlets'.Tenía muchas de las características que estaba buscando a una fracción del costo.

Lo probé en la tienda y me acosté de diferentes formas para evaluar su soporte. A pesar del precio bajo, sentí de inmediato que aliviaría la tensión que sentía por las mañanas. Fui a casa con mi nuevo colchón esa misma tarde.

Cuando me acosté por primera vez en él supe que había encontrado el indicado. Pude dormir plácidamente aquella noche, despertando con mucha menos en la espalda. Mi búsqueda de un nuevo y cómodo colchón había terminado de la manera más holgada posible.